La clasificación del aceite en aceite de oliva virgen, aceite de oliva refinado y aceite de oliva se establece por el Real Decreto 308/1983, de 25 de enero, por el que se aprueba la Reglamentación Técnico-Sanitaria de Aceites Vegetales Comestibles . Para que un aceite sea virgen debe obtenerse del fruto del olivo únicamente por procedimientos mecánicos o por otros medios físicos en condiciones, especialmente térmicas, que no produzcan la alteración del aceite, que no hayan tenido más tratamiento que el lavado, la decantación, la centrifugación y el filtrado.
En cuanto a la categorización como «extra», el producto debe ser sometido a una prueba organoléptica acorde a la normativa para la realización de estudios y análisis comparativos.
El análisis de 41 muestras dio como resultado que 20 productos no reunían las propiedades necesarias para ser clasificados como aceites de oliva vírgenes extra, suponiendo un engaño para el consumidor.