Cada año se dan más de cien casos de botulismo en Estados Unidos, una toxiinfección alimentaria causada por la bacteria Clostridium botulinum. La vía de intoxicación más frecuente es la ingesta de alimentos conservados incorrectamente.
Clostridium botulinum se desarrolla en ambientes caracterizados por la ausencia de oxígeno y es termolábil por lo que se destruye mediante la aplicación de tratamientos térmicos. Pero sus esporas son termorresistentes y generan neurotoxinas que al ingerir los alimentos contaminados por éstas, afectan al sistema nervioso, provocando síntomas como fatiga, debilidad, vómitos, visión doble, dificultad para hablar y parálisis, incluso pudiendo llegar a ocasionar la muerte.
La vía de transmisión más frecuente es el consumo de alimentos en conserva que han sido sometidos a tratamientos térmicos insuficientes, esto puede ocurrir en las conservas caseras o por errores en el control de los parámetros durante el procesado industrial.
Mediante esta investigación, se ha descubierto que la sustancia nitrofenil psoraleno permite combatir la toxina botulínica.